FÁBRICAS DE “MASCOTAS”. CUANDO UN SER SINTIENTE SE CONVIERTE EN PRODUCTO
¿Qué se esconde detrás de las “fábricas de mascotas”?
Este verano de 2022 el Santuario Vacaloura se ha hecho eco en sus redes sociales de un caso dramático que estaba ocurriendo en una granja de mascotas de Galicia. Esta empresa, llamada Xaraleira, había entrado en quiebra siete meses antes y había cedido al santuario los animales que les quedaban. Por este motivo, Vacaloura ha estado haciendo un llamamiento para colaborar en la adopción o acogida de todos esos miles de animales, entre jerbos, hámsteres, conejos y chinchillas.
Ya en el mes de mayo de 2022, sin más personal que una de las veterinarias de la empresa, sobrevivían allí unos 2000 animales y se estima que muchos habrían muerto ya debido a la situación de casi absoluto abandono en la que se encontraban.
En estos momentos, cuando ya no queda en la granja animal alguno, es todavía urgente ayudar en su adopción y acogida, puesto que tanto el santuario como muchos refugios y personas que los cuidan han llegado al límite de sus posibilidades.
Es a raíz de estos hechos cuando hemos empezado a conocer más sobre lo que hay detrás de estas “fábricas” de animales. Normalmente ni pensamos en ello cuando los vemos en las tiendas, dado que no existe demasiada información al respecto. Las empresas que se dedican a este negocio tienden a mantener ocultas sus prácticas o a mostrar sólamente parte de ellas. Para estos negocios, lo menos importante son los animales o las necesidades que puedan tener. Lo que les interesa es fabricar un producto que satisfaga la demanda de una parte de nuestra sociedad. Esta es la idea de los animales que la industria pretende normalizar.
El negocio de la cría de animales como mascotas
Desde su creación en el año 2003, la empresa Xaraleira aumentó exponencialmente su producción, es decir, el número de animales explotados en sus instalaciones, hasta criar entre 500.000 y un millón de animales al año. Esta empresa acabó convirtiéndose en el mayor criadero de roedores de todo el Estado. Comerciaba con conejos, cobayas, chinchillas, ardillas, jerbos, hámsteres, ratas, ratones y hasta peces, gambas e insectos, que también exportaba a otros países como Portugal, Francia, Reino Unido, Japón y Emiratos Árabes.
Según publicaron algunos medios de comunicación, los animales eran vendidos a tiendas, como las pertenecientes a la cadena Kiwoko, para convertirse en mascotas de seres humanos dispuestos a comprarlos. Pero también muchos de ellos se mataban en cámaras de gas de la propia granja para venderlos, empaquetados y congelados, a zoológicos y reservas como Faunia, el Zoo de Madrid o el Parque Natural de Cabárceno, sirviendo de alimento a otros animales. Tal y como señalaban algunos medios, de los que se mataban para esto último, algunos eran especialmente seleccionados para ello, y otra parte eran animales desechados de otros usos por su bajo rendimiento reproductivo; esto ocurre con los hámsteres al año de vida y con los conejos a los dos años.
Otro de sus negocios con animales era lo que denominaban “kit didáctico” y que consistía en packs de una jaula con ratones y sus crías para vender a centros educativos con los que supuestamente aprender sobre las leyes de la genética.
Xaraleira se vio afectada seriamente a partir de la pandemia de Covid en el año 2020, pero el hecho de no poder vender sus “productos” no impidió que siguieran criando animales puesto que, como declaraba el propietario de la granja en la prensa, “si se frena (la reproducción de los animales) tardaríamos seis meses en volver a arrancar”.
Tras el confinamiento, a pesar de que las ventas de estos pequeños animales se dispararon, la empresa entró en quiebra por mala gestión. Por desgracia, aunque esta empresa ya no comercia a día de hoy con seres sintientes, mientras la gente siga demandando animales como “mascotas”, otras empresas seguirán “fabricándolos” como un producto más.
Es consecuencia del especismo
Podríamos pensar que lo que ha ocurrido en este lugar es un caso aislado, una excepción sobre la cual buscar un culpable único y volcar en él toda la responsabilidad de lo que les ha ocurrido a estos miles de animales. Pero no es así.
Vivimos en unas sociedades que consideran a los animales recursos: algo que comer, algo con lo que vestirse, algo con lo que entretenerse o algo que nos haga compañía para evadir la soledad. En ningún momento se consideran las verdaderas necesidades de los animales. Esta relación de discriminación hacia ellos es lo que se llama especismo.
¿Qué les ocurre a los animales de otras granjas y a los que no vemos? Si una empresa como esta cumple la normativa, funcionando como se espera de ella, ¿estarán bien los animales en ese caso? La realidad es que no por eso dejarán de ser criados sin descanso, vendidos, gaseados, pasando sus vidas en jaulas para entretener a jóvenes y adultos, o abandonados cuando supongan demasiado trabajo.
Si no tratamos de cambiar nuestra actitud hacia los demás animales nunca dejarán de existir estos lugares. Está en nuestras manos hacer algo por ellos.
Puedes colaborar en la adopción o acogida de animales de esta granja contactando con las siguientes organizaciones:
Santuario Vacaloura - Federación Española de Protección Animal (FEPA) - Colonia Procats - Mundo Vivo Org - Asociación Galega de Adopción de Exóticos (AGAE)
Investigación realizada por Animals' View con Xiana Castro, Carmen García y Eira Do Val.
Vídeo, Xiana Castro. - Fotografías, Eira Do Val.
Publicado en agosto del 2022