ANIMALES EN OFERTA. El precio de los animales como mascotas
Cada año, millones de perras, gatas, conejas, hamsters y hembras de otros animales viven sus vidas encerradas en pequeñas jaulas con el único propósito de tener crías constantemente, que les arrebatarán al poco de nacer para ser vendidas como mascotaso bien “reutilizadas” para continuar con la cadena de producción. Esto es algo que nunca se muestra, por lo que es difícil imaginar cómo viven estos animales: sin salir al exterior, sin apenas atención veterinaria y sin ningún tipo de cuidado emocional.
Muchos otros animales como pájaros, peces, reptiles o primates son capturados en el mundo salvaje, separando familias o dejando crías huérfanas a su suerte. En ambos casos, estos animales serán vendidos a cualquiera que esté dispuesto a pagar por ellos.
Es importante recalcar que el sufrimiento que genera este negocio no se da únicamente en criaderos clandestinos o en el marco del tráfico ilegal, sino que es algo inherente a una industria que ve a los animales como meras mercancísa, como una fuente de ingresos.
Si bien es cierto que en ocasiones los animales son adoptados o comprados pensando en su propio bien, en la inmensa mayoría de los casos lo que se busca es satisfacer el propio bienestar o interés del ser humano que los obtiene, muchas veces para evadir la soledad o para satisfacer gustos estéticos. El problema es que es difícil llevar a cabo procesos totalmente fiables para diferenciar quién es responsable y quién no, partiendo de que quienes compran a un animal no están llevando a cabo en ningún caso un acto responsable. Un ejemplo de esto lo tenemos ante la llegada de la Navidad. En estas fechas no son pocos quienes se dirigen a tiendas o protectoras buscando cachorros de perros, gatos u otros animales para ofrecerlos como regalos. Solo hay que esperar unos meses para ver cómo se deshacen de ellos en una perrera o abandonándolos en la calle, cuando se dan cuenta de la responsabilidad que acarrea cuidar de un animal.
El hecho de denominar a un animal “de compañía”, como si esa fuera su naturaleza intrínseca, revela el especismo del que son víctimas por parte de los seres humanos, al igual que otros animales denominados “de granja”, “de caza” o “de laboratorio”. En todos estos casos, los animales son considerados como recursos para satisfacer nuestros intereses y deseos. No es irrelevante, por lo tanto, la forma en que los nombramos y catalogamos. Cuanto más normalizamos esto, más normalizamos también su consideración como herramientas o recursos, ignorando que todos los animales tienen sus propios intereses.
Quienes están interesados en que esta situación no cambie son quienes se benefician económicamente de ella. Según la AEDPAC, el Sector de la Industria y el Comercio del Animal de Compañía facturó en 2020, 40.500 millones de euros en Europa y a nivel global, se espera un crecimiento anual del 5%, superando los 200.000 millones de dólares en 2025. *
Aunque el problema de la compra de perros y gatos es realmente grave, no debemos olvidar que otros animales como conejos, hamsters, aves, tortugas o peces se encuentran en muchas ocasiones en una situación peor, dado que en la mayoría de los casos no cuentan con ningún tipo de legislación que los ampare, ni registro en el que deban inscribirse. Es espantoso pensar que cada año, y en todo el mundo, millones de estos pequeños y altamente sensibles animales son regalados como “muestra de afecto” a adultos y a menores como si de juguetes de usar y tirar se tratasen.
Si realmente nos importan los animales, no deberíamos colaborar de ninguna manera con esta industria. Es muy habitual pensar que hacemos algo positivo al ofrecer a nuestras hijas e hijos animales para que aprendan a cuidarlos y conocerlos. Sin embargo, lo que sucede es exactamente lo contrario, pues les mostramos que las vidas de los demás animales sólo importan en la medida en que nos proporcionan algo útil.
Para ayudar de verdad a los animales podemos adoptarlos de forma responsable y consciente. Podemos colaborar con refugios y santuarios, y podemos enseñar a nuestras hijas e hijos que conocer y relacionarnos con los demás animales no consiste, ni mucho menos, en tener “mascotas” o “animales de compañía”.
Trabajo realizado por Animals' View. Con fotografía de Eira Do Val y texto de Carmen García (AV editorial team).
Publicado en diciembre del 2024