CALLEJERAS
“Callejeras” es un trabajo de Ruth Montiel Arias que nace de la necesidad de poner en valor a quienes de manera altruista ayudan a esos gatos que en su gran mayoría son abandonados en las calles.
A través de una serie de retratos, expone las historias de algunos de estos animales, rescatados por voluntarias y activistas relacionadas con la asociación Callejeros Barbanza y de quienes los han adoptado. Aunque por razones circunstanciales se muestra esta zona en concreto, lo cierto es que es una realidad que miles de animales son rescatados día y noche en todo el mundo por voluntarias y activistas que anteponen su tiempo e incluso su vida para darles una nueva oportunidad a estos “callejeros”.
Cualquiera que se acerque a un refugio podrá darse cuenta de la cantidad de animales que allí habitan y de la necesidad de cuidados, cariño y respeto que requieren. También nos muestra la magnitud de la responsabilidad que tenemos como sociedad y ojalá nos haga reflexionar sobre la razón por la cuál estos animales terminan así.
“Callejeras” muestra a ese voluntariado dedicado en su gran mayoría a gatos, pero también refleja la necesidad de cuidado y protección de cualquier animal, sea cual sea, que pueda verse en situaciones parecidas.
Helena Rivera (equipo de redacción de AV)
LEONOR Y SARA
Leonor apareció junto a su hijo Juancar en el jardín de un voluntario. Cuando se les empezó a buscar familia, una mujer que decía ser "su dueña" se puso en contacto con la asociación para recuperarla. Las encargadas le indicaron que era necesario ponerle un microchip y esterilizarla, pero la mujer respondió que eso era muy caro y que ya no la quería. Estas situaciones son bastante habituales, especialmente en zonas rurales, debido a que los gatos son utilizados básicamente para evitar que los ratones entren en sus casas.
Leonor vive ahora en el refugio, esperando a una familia que le dé los mimos y cuidados que ahora recibe de Sara y de las demás voluntarias. Mientras, el pequeño Juancar vive feliz en su nuevo hogar.
GREIS Y BEA
Greis fue rescatada porque estaba atrapada en el motor de un coche y en muy malas condiciones. Las voluntarias cuentan que desde el primer momento daba la sensación de que Greis había vivido en una casa, por lo que no descartaron que hubiera sido abandonada. Se publicaron fotos suyas en las redes sociales pero nunca nadie preguntó por ella.
Greis no se acostumbraba a la vida en el refugio, por lo que su recuperación estaba siendo muy lenta a causa del estrés. Bea, voluntaria del refugio y que había conectado muy bien con ella, tomó la decisión de acogerla en su casa. Ahora son inseparables.
COCO E IRENE
Coco fue encontrado dentro de un transportín, abandonado junto a unos contenedores. No movía sus patas traseras debido al tiempo que pasó encerrado; estaba sucio y desnutrido y no aceptaba el contacto humano, por lo que costó mucho ganarse su confianza. Un día las voluntarias vieron que respiraba mal, por lo que decidieron llevarlo a la veterinaria. Allí le detectaron una enfermedad prácticamente mortal pero para la que se estaba desarrollando un tratamiento. Gracias a los esfuerzos de las voluntarias, Coco superó una terrible enfermedad aunque necesita tratamiento de por vida. Esta es una historia con final feliz: Coco vive junto a Irene, que no solo estuvo con él desde el primer día, sino que le ofreció un hogar y una familia junto a Bosco y Pachi.
ODÍN Y PASCUAL
Odín apareció atropellado en medio de la carretera frente a un instituto. Un grupo de estudiantes alertó de la situación a Pascual, profesor del centro. Al verlo se fijó en que tenía un ojo terriblemente mal y estaba empapado en sangre y temblando. Decidieron llamar al servicio de protección civil y, cuando llegó, la responsable cogió al gato con un lazo mientras éste se revolvía, arañaba el aire y bufaba muy asustado. Pascual preguntó si lo llevarían a la veterinaria, a lo que le respondieron de forma brusca: "¿El qué?, ¿Quién paga eso?". Solo accedieron a hacerlo cuando Pascual les dijo que asumiría los gastos. Odín quedó ingresado mucho tiempo hasta que lograron estabilizarlo. Tuvieron que extirparle el ojo. También le reconstruyeron la mandíbula, que la tenía hecha añicos.
La operación fue delicada y la recuperación muy dura. A causa de una negligencia veterinaria la mandíbula no le quedó bien encajada y a día de hoy no puede masticar. Afortunadamente, y a excepción de la malformación que le quedó en la mandíbula, Odín fue recuperando la capacidad de comer lamiendo por sí mismo. Aún con todo, Odín es un gato feliz, muy mimoso y que recibe todos los cuidados de su familia que lo quiere con locura. Odín y Pascual han creado un vínculo muy especial.
TATI Y ROSA
Tati es una gatita que apareció sola con menos de un mes de vida. Una gata había tenido crías en una finca, pero en un momento dado la madre se llevó a los bebés, dejando a uno de ellos abandonado. La mujer que la encontró la acercó a la veterinaria y Rosa la recogió. Tati estaba muy enferma. Tiene una especie de parálisis cerebral, por lo que necesita medicación de por vida. Hoy en día continúan haciéndole pruebas para concretar exactamente el origen de su enfermedad, pero mientras tanto Rosa no se separa de ella ni tira la toalla. Tati no solo vive rodeada de familia humana y gatuna sino que Malena, una adorada perrita rescatada, la cuida y la tranquiliza en los momentos más difíciles de su enfermedad.
BRUCE Y MARTA
Bruce nació el 13 de agosto de 2016. En abril de 2021 la asociación recibió la llamada de un hombre que afirmaba que tenía que deshacerse de Bruces, que llevaba 4 años viviendo con ellos, porque habían tenido un hijo con alergia a los gatos.
Bruce había vivido en una casa y con una supuesta familia desde bebé, por lo que podría ser difícil que se adaptara al refugio y a otros gatos. Por ello, Marta, voluntaria del refugio, se ofreció a tenerlo en acogida.
Justo al día siguiente de la llamada dejaron a Bruce en la clínica veterinaria con todas sus cosas, su comida, el arenero y sus juguetes sin ningún ápice de tristeza y con todo sucio y en mal estado. Marta fue a recogerlo inmediatamente para llevarlo a su casa pero, a pesar de darle todo el cariño posible, Bruce no comenzó a comer ni a dejarse acariciar hasta el sexto día debido a la tristeza que llevaba con él por el abandono. Hoy Bruce, mientras espera una nueva familia, es feliz junto a Marta y Lúa.
HOWL Y PATRI
Howl apareció atrapado en el motor de un coche con tan solo un mes de vida. La mujer que lo encontró conocía a Patri por su labor de voluntaria en refugios de gatos y no dudó en llamarla para tratar de sacar al pequeño Howl del interior del coche. Con muchas dificultades y movilizando a distintas personas consiguieron hacerlo. Howl iba de camino al refugio, pero Patri conectó tanto con el pequeño que decidió que formase parte de su familia junto a sus nuevos hermanos gatunos.
BUBÚ, SABELA Y MAIKA
Bubú fue un gatito encontrado en la calle durante un día muy frío de invierno cuando era bebé. Se encontraba en tan malas condiciones que fue necesario ingresarlo en el veterinario durante una semana. Fue difícil dar con un tratamiento que realmente consiguiera curarlo, por lo que tuvo que volver a ser ingresado. Bubú peleó por su vida y gracias al trabajo de su veterinaria Andrea y a su madre adoptiva Maika, este pequeño ha conseguido salir adelante y ahora vive feliz junto a su familia humana Sabela, Antía, Maika y Kiko y sus hermanas gatunas Mincha y Elsa.
MINCHA Y KIKO
Mincha nació durante el confinamiento por la covid. Una vecina la escuchaba maullar por la zona pero las normas impuestas no permitían salir a buscarla. No fue hasta semanas después cuando se pudo rescatar a la pequeña. Mincha es una gata muy fuerte y con tan buena suerte que no solo fue adoptada muy pronto por Kiko y su familia, sino que cuando la rescataron y llevaron al veterinario, estaba totalmente sana. Mincha tiene una vida totalmente plena junto a toda su familia humana y gatuna.
INDIA Y BEA
Un día en un aparcamiento Bea se encontró con dos gatitas muy delgadas a las que apenas se podía acercar sin que escapasen. Desde ese día empezó a darles de comer y a vigilarlas; pero pasados unos días, una de ellas desapareció y la otra se quedó embarazada. Esta es India, quien siempre esperaba a Bea pero desaparecía con mucha frecuencia. En esa época Bea aún no era voluntaria y colaboraba por su cuenta.
India parió justo un par de meses antes de que llegase la covid y Bea consiguió encontrarles familia a todos los bebés; y poco antes del confinamiento, Bea consiguió coger a India, llevarla a esterilizar e invitarla a formar parte de su familia.
MICIFUZ Y MÓNICA
Micifuz apareció en un instituto. Durante el recreo, un grupo de estudiantes avisaron a Mónica, profesora del centro, de que había un gatito blanco arrinconado en el patio y que parecía herido. Mónica lo llevó a una clínica veterinaria donde concluyeron que sufría graves lesiones, seguramente debidas a un atropello. Las secuelas provocaron en Micifuz una dependencia total de alguien que le cuide. Pero a pesar de todo Micifuz es feliz y muy curioso. Mónica ya no concibe su vida sin él.
MIRLO E IVÁN
Mirlo vivía en la calle desde pequeñito y se notaba que apenas había tenido contacto con seres humanos. Por culpa de un atropello se quedó sin la movilidad de las piernas de atrás. Necesitó muchos cuidados a los que se sumaron muchas atenciones y cariño. Con la ayuda de las voluntarias y voluntarios del refugio, Mirlo se fue recuperando poco a poco hasta recuperar toda la movilidad. Ahora vive con Iván y tienen una conexión tremendamente especial, son muy afortunados de tenerse el uno al otro.
Trabajo realizado por Ruth Montiel Arias
Publicado en diciembre del 2022